La noche del jueves, la península de Reykjanes en Islandia presenció una nueva erupción volcánica, la sexta desde diciembre. Poco después de las 21:00, hora local, una fisura de 4 kilómetros se abrió en el cráter Sundhnúkur tras una serie de fuertes terremotos. La lava iluminó el cielo y, aunque no hay peligro inmediato para las áreas pobladas, las autoridades han cerrado carreteras cercanas y monitorean los gases volcánicos. Se espera que el espectáculo natural dure varios días o semanas, según patrones anteriores.
La erupción se ha convertido rápidamente en un foco de atracción turística, atrayendo a cientos de espectadores locales y turistas internacionales a puntos de observación seguros. Este fenómeno ha provocado un aumento en las reservas de hoteles y tours en la región, impulsando la economía local. Las autoridades han designado áreas específicas para la observación segura, y guías turísticos especializados ofrecen tours a distancias apropiadas, equilibrando la experiencia única con la seguridad de los visitantes.

