Si tienes más de 35 años y enfrentas la persistencia del acné, es fundamental prestar especial atención a esta situación, ya que la aparición de granos y lesiones cutáneas en esta etapa de la vida puede estar asociada a diversos factores. Aunque comúnmente se asocia el acné con la adolescencia, es importante reconocer que también puede afectar a adultos, y entender las posibles causas es el primer paso hacia una solución efectiva.
En adultos mayores de 35 años, la presencia de acné puede ser influenciada por cambios hormonales, especialmente en las mujeres, que pueden experimentar fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia. Estos cambios pueden desencadenar la producción de sebo, obstruyendo los poros y dando lugar a la formación de granos.
Además de los factores hormonales, el estrés puede desempeñar un papel significativo en la aparición del acné en adultos. Las situaciones estresantes pueden desencadenar la liberación de hormonas que estimulan las glándulas sebáceas, llevando a un aumento en la producción de sebo y, por ende, al desarrollo de brotes de acné.
La elección inadecuada de productos para el cuidado de la piel también puede contribuir al acné en adultos. Utilizar productos comedogénicos o grasos puede obstruir los poros y agravar la condición. Es esencial adoptar una rutina de cuidado de la piel adecuada, que incluya limpieza suave, hidratación y la aplicación de productos no comedogénicos.
La exposición al sol sin protección también puede ser un factor desencadenante del acné en adultos, ya que la radiación ultravioleta puede provocar el engrosamiento de la capa externa de la piel, aumentando la obstrucción de los poros y contribuyendo a la formación de granos.
Si enfrentas el desafío del acné después de los 35 años, es aconsejable consultar a un dermatólogo para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado. El tratamiento puede incluir medicamentos tópicos, medicamentos orales o procedimientos dermatológicos según la gravedad del acné.
