Es fundamental inculcar buenos hábitos desde temprana edad, promoviendo una relación saludable con la alimentación. La orientación de los padres puede influir significativamente en el desarrollo de preferencias alimenticias y comportamientos alimentarios positivos a lo largo de la vida de sus hijos.»

Crear un ambiente agradable durante la hora de la comida es esencial para los niños. Evitar asociar la comida con castigos y cambiar la percepción de la cantidad de alimentos en el plato son prácticas recomendadas.
Fomentar la autonomía, permitiendo que el niño participe en la preparación y toma de decisiones, así como enseñarle a comer en familia, contribuyen a desarrollar hábitos alimenticios saludables. Priorizar una alimentación equilibrada mediante la introducción de diversos alimentos es clave, evitando complacencias y exquisiteces.
Ofrecer solo la cantidad necesaria, permitiendo que el niño decida según su apetito, es fundamental para su desarrollo saludable.






